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Ciudades inteligentes y cooperación entre ciudades. Novedoso espacio de encuentro

Martha Rebeca Bedia Briseño

En la actualidad, la población del mundo se concentra cada vez más rápido en espacios más reducidos. Datos, tanto de la Organización de las Naciones Unidas como del Banco Mundial, señalan que de seguir con esta tendencia para el 2050 casi 7 de cada 10 personas vivirán en una ciudad. La rápida urbanización supone una serie de retos para las ciudades como la escasez de recursos, problemas de movilidad, daños medio ambientales y una poca representación política de sus habitantes por mencionar algunos.


Una de las soluciones más novedosas que se han implementado para combatir las problemáticas que acompañan a las ciudades contemporáneas, es la construcción de las llamadas SmartCitieso ciudades inteligentes.Si bien, no existe un consenso sobre qué son o cómo se generan, las ciudades inteligentes (CI) han despertado el interés de gobiernos, agencias multilaterales de financiamiento y actores privados.


En líneas generales, el modelo que las CI proponen es la inclusión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la gestión de las ciudades. La noción de Ciudad Inteligente es emergente de las últimas décadas y es un concepto que sigue en construcción. La caracterización que se le da a al término depende del autor, la corriente e incluso de los propios aspectos de la ciudad a tratar. En este sentido, en la presentación del estudio El Ranking Europeo de Ciudades Inteligentes, se afirmó que el término Smart City no se usa de manera holística para describir una ciudad en su totalidad, sino que, se utiliza para describir varios aspectos o dimensiones de esta. Por ende, una ciudad puede tener zonasque alcancen la denominación de inteligentes sin que la ciudad en general alcance esa consideración.


Cuando hablamos de ciudades inteligentes la principal idea que nos viene a la mente es la integración de procesos tecnológicos en la gestión de la ciudad; sin embargo, no debemos omitir que el objetivo primordial de estos espacios debe ser mejorar la calidad de vida de sus habitantes. El proyecto financiado por el BID La ruta hacia las Smart Cities afirma que una ciudad inteligente es aquella que coloca a las personas en el centro del desarrollo, incorpora Tecnologías de Información y Comunicación en la gestión urbana y usa estos elementos como herramientas para estimular la formación de un gobierno eficiente que incluya procesos de planificación colaborativa y participación ciudadana.


La incorporación de estos procesos tecnológicos debe estar diseñada en función de las características propias de la ciudad y sus habitantes. En el proyecto llamado Ensamblando Ciudades Inteligentes, se señala que cada ciudad tiene una vocación, es decir una serie de rasgos que las definen. De esta manera, se observan que hay ciudades denominadas inteligentes con vocaciones diferentes.Por ejemplo, están aquellas encaminadas al cuidado medio ambiental, a incentivar la creatividad ciudadana, a promover la economía colaborativa, o a la construcción de gobiernos abiertos por mencionar algunas vocaciones.

Como se observa, el camino para construir ciudades inteligentes no es el mismo para todas las realidades. La falta de consenso sobre cómo generamos espacios que incluyan procesos tecnológicos en beneficio de sus habitantes y la poca heterogeneidad de las ciudades actuales se convierten en desafíos importantes para descifrar el camino correcto hacia las Smart Cities.


Si algo hemos aprendido durante los últimos meses es el poder que tiene la colaboración. En ese sentido, un importante aliado para construir ciudades inteligentes es la colaboración entre ciudades, una tarea que la Paradiplomacia, los Acuerdos de Hermanamiento y los acuerdos de colaboración pueden ayudar a construir. Conocer otras experiencias nos puede ayudar a tomar mejores decisiones, así como compartir prácticas de incorporación tecnológica en la solución de nuestras problemáticas sociales. Por último, conviene señalar que soluciones de índole tecnológico por sí solas no remedian problemas sociales complejos por ende poner en marcha proyectos con diseños colaborativos aseguran mejores impactos para todos.


Martha Rebeca Bedia Briseño

Lic. en Adminstración Pública y estudiante de la

Maestría en Gestión, Desarrollo y Gobierno de al Universidad de Guanajuato



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